Ledros es un nombre que no a todos les sonará, pero es uno bastante presente en la historia de la Ruina.
Desde las guerras libradas por el reino de Camavor, la defensa final de Helia contra la locura del Rey Arruinado hasta los más recientes Harrowings que asolaron Runaterra.
Ledros ha estado presente en todos ellos.
Y hoy conoceremos la historia del “Campeón del Rey”…
Tabla de contenido
ToggleLa Hueste
Antes de ser reconocido por la propia realeza, Ledros era poco más que un soldado de la Hueste de Camavor.
“¿Que es la Hueste?” se preguntaran…
Se trata de la infantería del ejército de Camavor, plebeyos con escasa formación a los cuales se les otorgan armas y armaduras para ir a la guerra.
Usualmente la Hueste era vista como simples peones, soldados sacrificables con los cuales entretener a los enemigos mientras llegaban las Órdenes de Caballería.
Pero el estatus de la Hueste cambió tras una única batalla, un enfrentamiento en el cual Kalista, guardaespaldas y sobrina del rey, guió personalmente a la Hueste y luchó junto a ellos.
Entre los soldados que lucharon ese día, se encontraba Ledros, quien por su fuerza y valor como guerrero, al igual que su lealtad, sería reconocido más adelante.
Por primera vez, la caballería llegó solo para ver que el conflicto había sido ganado sin que ellos se involucraran.
Un puesto en la Corte
Por sus hazañas en el campo de batalla, Ledros fue nombrado comandante de la Hueste.
El ahora apodado “Campeón del Rey” obtuvo un lugar en la corte real de Camavor, poseyendo muchos privilegios que usualmente se reservan solo para la nobleza.
Fue ahí donde pudo convivir más con Kalista. Ya habían luchado juntos y Kailista era reconocida por la Hueste como su líder pero ahora compartían tiempo entre los salones y pasillos del palacio.
El amor eventualmente surgio entre ellos. Ledros anhelaba una vida junto a Kalista, incluso si esto implicaba abandonar Camavor, pero Kalista nunca antepondría su corazón a su deber.
Por desgracia para la joven pareja, de cualquier modo, Kalista terminó enredada en un compromiso político, siendo Hecarim su prometido.
Su Última Batalla
Pero todos sabemos como acabó está historia…
Tras encontrar las islas de Helia, Viego, pese a que Isolde ya estaba muerta, ordenó a Kalista que lo llevará a las islas. Aunque en un principio se negó, Hecarim logró convencerla de que podría ayudar al rey a recuperar su cordura y aceptar su pérdida.
Kalista finalmente accedió, pero exigió que no fuera ninguna de las Órdenes de Caballería, solo la Hueste.
Aún así, Hecarim se aprovechó de su posición como prometido de Kalista para acompañarlos en la expedición.
Cuando Viego insistió en llegar a las Aguas Bendecidas pese a la oposición de la gente de Helia, ordenó a la Hueste masacrarlos, pero Kalista se nego y la Hueste se mantuvo leal a ella y a Ledros.
Ante su desobediencia, Viego ordenó a Hecarim traer a la Órden de Hierro, quienes los siguieron en secreto por orden del rey junto a varios Dragones Imperiales.
Kalista, Ledros y la Hueste lucharon sin descanso contra la Órden de Hierro para defender a los civiles, pero al final…
Incluso moribundo, con espadas clavadas en su cuerpo, Ledros siguió luchando, con la única intención de vengar a su amada y llevarse a tantos caballeros de la Órden de Hierro como pudiera por delante.
Con sus últimas fuerzas, se acercó al cadáver de Kalista, reconfortando en que si no podían tener una vida juntos, al menos estarán juntos en la paz de la muerte.
Pero incluso eso les fue negado…
Una Eternidad Maldita
Ahora como Espectro, Ledros está maldito, maldito con una voluntad inquebrantable, maldito con los recuerdos de días bajo el sol y una muerte negada.
Maldito porque en donde antes estuvo un corazón, ahora solo late el deseo de sacar a su amada de este tormento eterno.
Ledros ha muerto muchas veces, a manos de Buhru, Solari, magos rúnicos o incluso el propio Hecarim.
Siempre que su existencia regresa a la Niebla, revive sus últimos momentos, como la paz se les fue negada.
Siempre se levanta con la intención de luchar contra la locura de las Islas de las Sombras, salvar a su amada del tormento eterno y traerle la paz que tanto merece.
Ledros ve a Kalista y solo ve al fantasma de la mujer que amo, el rostro de su amada convertido en una cáscara habitada por centenares de almas en pena que claman por venganza.
Ledros ha intentado desenterrar a la verdadera Kalista de ese mar de Espectros, ha cazado a los fantasmas de la Órden de Hierro hasta los confines más remotos, el y Kalista han enfrentado y asesinado a Hecarim incontables veces.
Incluso Ledros se ha sacrificado a sí mismo con la esperanza de lograr que recupere su conciencia.
Pero tras innumerables y trágicos fracasos, ha decidido que la única forma de salvar a Kalista, y a todos, es encontrar cómo terminar con la maldición de las Islas…
Lo que pudo ser…
Lo peor es recordar lo que Soraka le dijo a Kalista: No solo le advirtió de la ruina que acechaba si seguía ciegamente su deber, también le dijo que existen otros futuros para ella.
Un futuro junto a su amado, lejos del reino y la corona.
Un futuro donde Helia nunca cayó, la Ruina nunca ocurrió.
Un futuro donde Kalista y Ledros podían formar una familia y vivir felices hasta el último de sus días…
Articulo por Zombie Cesar.